miércoles, 30 de diciembre de 2009

Los horarios de la pasión (Porque cada momento del día tiene su punto)


Hay quien piensa que los términos planificación y sexo son antónimos radicales y quien, como Madonna, prevé con antelación a qué hora exacta serán sus encuentros para que sean compatibles con sus sesiones de gimnasio, peluquería...

Pero lo que es cierto es que cada persona se siente más predispuesta a unas horas del día que a otras a dejarse llevar por sus instintos. Y tú, ¿eres de las que disfruta de largas noches de pasión o de las que se decanta por unos despertares llenos de... energía? ¡Hay tantas opciones como horas del día!

Pese a que una correcta utilización del factor sorpresa puede actuar como un potente afrodisíaco, hay datos que hablan de que hombres y mujeres se decantan por diferentes momentos de la jornada para tener sexo. Mientras que para la mayoría de mujeres su mañana ideal discurre entre la cama, el periódico y un buen desayuno tranquilo, para los hombres no hay duda: el mejor despertar es con sexo.

Levantarse con buen pie

Y es que el conocido “mañanero” tiene más efectos positivos sobre la salud de lo que podría parecer. Según un estudio realizado por la Universidad de Queen’s en Belfast y publicado en la revista New Scientist, el buen sexo matutino, practicado un mínimo de tres veces por semana, mejora el funcionamiento de distintos órganos y aumenta notablemente la calidad de vida. Además, hacer el amor nada más despertarse multiplica y fortalece los anticuerpos, mejora la circulación y reduce la presión sanguínea , con lo que disminuye el riesgo de infarto.

Pero las ventajas no acaban ahí, además de proporcionar un mayor brillo y tersura de la piel gracias a la secreción de estrógenos, tener sexo por las mañanas ayuda a ponerse en forma, ya que equivale a quemar 300 calorías (y seguro que te lo vas a pasar mucho mejor que eliminándolas en el gimnasio).

Sin embargo, tras esa predilección -mayoritariamente masculina- por el sexo matutino se esconden razones físicas. No sólo la erección matinal es la más satisfactoria para el hombre, sino que la mañana es un momento óptimo para la secreción de hormonas y favorece las conexiones cerebrales que facilitan el placer .

Aunque si eres de las que apura la mañana de sueño hasta el último minuto o de las que el intercambio de los espesos alientos matutinos asesina toda tu libido, no te preocupes, aquí te proponemos otras opciones igual de satisfactorias:

La hora de la ducha

¿Quién dijo que la ducha diaria era una rutina individual? Seguro que si invitas a tu pareja a relajarse contigo afrontas el día de mucho mejor humor.

En las escapadas del trabajo

Pasa del cigarro muerta de frío en la puerta de la oficina y de los cotilleos de siempre. Si tienes tiempo, y tu trabajo te lo permite, realiza una escapada furtiva y hazle una visita relámpago a tu pareja que os cargue las pilas para seguir adelante con una dura jornada laboral... O aprovecha para seguirle el rollo a ese compañero tuyo que no deja de insinuarse...

A la hora de la siesta

Recupera el deporte nacional español y adóbalo con un poco de picante. Cocínalo en la cama, en el sofá, en la playa o en el jardín y seguro que logras un resultado de lo más satisfactorio. El estómago lleno predispone el cuerpo a la relajación y al disfrute de una placentera sesión de sexo tranquilo y dulce .

A la vuelta del trabajo

Con la satisfacción del deber cumplido se abren nuevos y estimulantes horizontes para el deseo. A la luz del atardecer es el momento ideal para dejarse llevar y desconectar de las tensiones del día sin caer en el sopor de después de cenar. Transgrede los horarios y déjate llevar por el romanticismo del atardecer.

La noche

El clásico por excelencia. Escenario indiscutible de la mayoría de las relaciones, la oscuridad de la noche invita a la desinhibición y desata las pasiones más salvajes. Es el momento por excelencia para la seducción, los encuentros furtivos o los paseos románticos a la luz de la luna. Se mire por donde se mire, del amor platónico a los rollos de una noche, el sexo y la noche han estado siempre estrechamente ligados. Además, no hay mejor remedio contra el insomnio que una buena noche de pasión .

Swinging, ¿Te animas al intercambio de parejas?

Primero lée esta nota para que sepas de que trata el tema.

Todo hombre tiene una fantasía: tener sexo con dos mujeres. Claro que hay mujeres que también tienen la fantasía de compartir la cama con dos varones. Pero ¿tienes en mente prestar por un rato a tu pareja? Mira que una cosa es la fantasía y otra hacer real ese deseo.

La práctica al swinging (intercambio de parejas en reuniones, cuya finalidad es el sexo) no es para cualquiera. En primer lugar, y ante todo, la pareja debe tener un alto grado de confianza y una relación muy fuerte, porque si hay ciertos problemas entre ambos, llevar a cabo esta actividad puede provocar daños irreparables en la unión.



Son varias las parejas que, ya consolidadas, llegan a una etapa en la que quieren probar cosas nuevas. Pero no desean ser infieles, por lo que incluyen a ambas partes en sus fantasías más íntimas. Este es el caso de los swingers.

Dentro de las reuniones de swinging se establecen ciertas actividades, como el exhibicionismo y el voyeurismo; y el grado de participación puede variar bastante. Está el soft swinging o soft swap (intercambio ligero) que sólo permite besos y sexo oral con una tercera o cuarta persona, pero no penetración.

El full swap (intercambio completo) sí permite el coito con alguien distinto a la pareja. Por último, el sexo en grupo puede implicar a todos los presentes en la reunión.

Hoy la práctica del swinging se ha extendido por todo el mundo, y hasta existen clubes específicos para este tipo de actividad.

Por último, hay que tener bien presente que en la fantasía solemos desear cosas que pensándolo bien jamás haríamos en la vida real. Y si hay algo cierto es que de lo hecho no hay vuelta atrás.

Pelicula recomendada

martes, 29 de diciembre de 2009

Revista



Aqui les dejo una revista muy buena con artos consejos




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Bueno e aqui unos modelitos muy simpaticos. Espero que alguna se atreva a usarlo

Pasión Candente


/>Miró la luna fumando un cigarrillo, una cama vacía, suena el teléfono, él ha llamado otra vez, quiere verme, yo asiento su petición y nos veremos en una hora más.
Estoy ansiosa. He servido unas copas y el aún no llega, suena el timbre ya esta aquí, le deseo y no sé aún que hacer.
Nos sentamos y tomamos unas copas, tiene problemas, se siente agobiado, le tomo su mano y susurro a su oído que todo saldrá bien.
Entrecruzamos las miradas, él me acaricia el rostro y mi cabello, se acerca lentamente hasta llegar a mi cuello, hay un jugueteo entre besos y caricias hasta llegar a mis hombros que están a la vista por aquel corsé que envuelve mi cuerpo.
Me toma entre sus brazos, me tumba sobre la alfombra, yo hipnotizada por una especie de éxtasis y ansiedad rasgo su camisa, beso su torso y bruscamente me aproximo a morder las partes más exquisitas de su pecho, se apega a mi y delicadamente comienza a acariciar y besar mis pechos, es tal el espasmo que me provoca su boca que mis pezones se tornan duros y firmes, lo tumbo sobre la alfombra, le bajo aquel pantalón que oculta su abultada excitación, su locura por hacerme suya.
Beso su pelvis, comienzo a deslizar mi boca por su pelvis hasta llegar a su punto de exitacion, Hace mucho que no me lanzo a una aventura así, se lo beso y toco con ternura y rudeza, ansiosa, deseosa. Lo sigo besando y tocando, cada vez me excita más, su jadeo me vuelve loca.
Me toma de la cintura y me voltea, allí esta mi tanga, él la saca y comienza a besar mis glúteos, morderlos, devorarlos, y eso me gusta. Juega con su miembro como si estuviera dentro de mi, yo jadeo, él se da cuenta y se dirige hacia mi zona desconocida y comienza a besarme. Mi clítoris pide más, nuestros cuerpos piden más.
En un movimiento rápido penetra mi interior, yo me siento plena y llena de adrenalina. Pido más. Besa mi espalda, y yo por un breve segundo toco su miembro al compás del movimiento.
Lo tumbo sobre la alfombra, nuevamente me apodero de la situación, me convierto en una fiera llena de pasión, me comienzo a mover de manera tal que su mirada y labios me piden más y yo cumplo su deseo, estamos envueltos en un fuego que nos consume poco a poco. Llegado el minuto es tanta la excitación que llegamos al clímax más espectacular que haya sentido, aquel en donde sientes que vuelves a nacer.

Me tumbo a su lado, nos abrazamos y me pregunto si esto volverá a suceder otra vez.

Pasión Candente

Miró la luna fumando un cigarrillo, una cama vacía, suena el teléfono, él ha llamado otra vez, quiere verme, yo asiento su petición y nos veremos en una hora más.

Estoy ansiosa. He servido unas copas y el aún no llega, suena el timbre ya esta aquí, le deseo y no sé aún que hacer.

Nos sentamos y tomamos unas copas, tiene problemas, se siente agobiado, le tomo su mano y susurro a su oído que todo saldrá bien.

Entrecruzamos las miradas, él me acaricia el rostro y mi cabello, se acerca lentamente hasta llegar a mi cuello, hay un jugueteo entre besos y caricias hasta llegar a mis hombros que están a la vista por aquel corsé que envuelve mi cuerpo.

Me toma entre sus brazos, me tumba sobre la alfombra, yo hipnotizada por una especie de éxtasis y ansiedad rasgo su camisa, beso su torso y bruscamente me aproximo a morder las partes más exquisitas de su pecho, se apega a mi y delicadamente comienza a acariciar y besar mis pechos, es tal el espasmo que me provoca su boca que mis pezones se tornan duros y firmes, lo tumbo sobre la alfombra, le bajo aquel pantalón que oculta su abultada excitación, su locura por hacerme suya.

Beso su pelvis, comienzo a deslizar mi boca por su pelvis hasta llegar a su punto de exitacion, Hace mucho que no me lanzo a una aventura así, se lo beso y toco con ternura y rudeza, ansiosa, deseosa. Lo sigo besando y tocando, cada vez me excita más, su jadeo me vuelve loca.

Me toma de la cintura y me voltea, allí esta mi tanga, él la saca y comienza a besar mis glúteos, morderlos, devorarlos, y eso me gusta. Juega con su miembro como si estuviera dentro de mi, yo jadeo, él se da cuenta y se dirige hacia mi zona desconocida y comienza a besarme. Mi clítoris pide más, nuestros cuerpos piden más.

En un movimiento rápido penetra mi interior, yo me siento plena y llena de adrenalina. Pido más. Besa mi espalda, y yo por un breve segundo toco su miembro al compás del movimiento.

Lo tumbo sobre la alfombra, nuevamente me apodero de la situación, me convierto en una fiera llena de pasión, me comienzo a mover de manera tal que su mirada y labios me piden más y yo cumplo su deseo, estamos envueltos en un fuego que nos consume poco a poco. Llegado el minuto es tanta la excitación que llegamos al clímax más espectacular que haya sentido, aquel en donde sientes que vuelves a nacer.

Me tumbo a su lado, nos abrazamos y me pregunto si esto volverá a suceder otra vez.