Todo hombre tiene una fantasía: tener sexo con dos mujeres. Claro que hay mujeres que también tienen la fantasía de compartir la cama con dos varones. Pero ¿tienes en mente prestar por un rato a tu pareja? Mira que una cosa es la fantasía y otra hacer real ese deseo.
La práctica al swinging (intercambio de parejas en reuniones, cuya finalidad es el sexo) no es para cualquiera. En primer lugar, y ante todo, la pareja debe tener un alto grado de confianza y una relación muy fuerte, porque si hay ciertos problemas entre ambos, llevar a cabo esta actividad puede provocar daños irreparables en la unión.
Son varias las parejas que, ya consolidadas, llegan a una etapa en la que quieren probar cosas nuevas. Pero no desean ser infieles, por lo que incluyen a ambas partes en sus fantasías más íntimas. Este es el caso de los swingers.
Dentro de las reuniones de swinging se establecen ciertas actividades, como el exhibicionismo y el voyeurismo; y el grado de participación puede variar bastante. Está el soft swinging o soft swap (intercambio ligero) que sólo permite besos y sexo oral con una tercera o cuarta persona, pero no penetración.
El full swap (intercambio completo) sí permite el coito con alguien distinto a la pareja. Por último, el sexo en grupo puede implicar a todos los presentes en la reunión.
Hoy la práctica del swinging se ha extendido por todo el mundo, y hasta existen clubes específicos para este tipo de actividad.
Por último, hay que tener bien presente que en la fantasía solemos desear cosas que pensándolo bien jamás haríamos en la vida real. Y si hay algo cierto es que de lo hecho no hay vuelta atrás.
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