* Esta nota la leí hace algún tiempo en "The Clinic". De cierta forma "desnuda" la muy triste realidad en el plano sexual del gran promedio de los chilenos, aquellos padres y madres de treintaytantos que nunca recibieron educación sexual (por ser considerado un tema tabú) y que no se han informado en esta materia. He aquí la nota en cuestión:
Los padres son, en materia sexual, el caballito de batalla de la Iglesia y la derecha para oponerse a una educación sexual pública y clara. Piensan que es en el seno familiar donde se deben trasmitir los secretos del sexo. Por eso se opusieron a las JOCAS y por eso ahora los que no se oponen a rajatabla a la píldora, van a pedir que si se la entrega a menores, los papás de ellos sepan. La propuesta parece racional, exepto por una cosa: la mayoría de los padres no sabe nada de estos temas, salvo como hacer hijos. The Clinic accedió a uno de los pocos estudios que se ha hecho sobre el tema. Las respuestas son terribles.
Con la discusión parlamentaria sobre la Píldora del Día Después, el rol de los padres en la educación sexual de sus hijos volverá a manosearse. Uno de los reparos de la derecha al proyecto del gobierno es que la entrega de la píldora debiera hacerse con conocimiento y autorización de los padres porque, dicen, son ellos los llamados a dar la educación sexual a sus hijos. La familia, no el Estado.
Pero el conocimiento de los padres sobre sexualidad es de esos hoyos negros que no se han medido. De hecho, uno de los pocos estudios que mencionan los especialistas es la tesis que en el 2006 hizo la obstetra de la Universidad de Santiago Loreto Salamanca.
Salamanca hizo una encuesta a 78 padres de alumnos de 8º básico de un colegio técnico profesional de Maipú. Algunos de sus resultados son escalofriantes:
El 41% de los encuestados cree que la masturbación frecuente puede provocar ceguera y 15% piensa que el virus Hanta es una enfermedad de transmisión sexual. El 82% cree que los condones protegen de infecciones urinarias y el 25% está convencido de que con solo lavarse después de, queda protegido del SIDA.
Si la idea es que los padres eduquen a sus hijas para evitar embarazos, lo más probable es que no ayuden demasiado, ya que el 23% cree que una mujer que orina después de tener relaciones sexuales no quedará embarazada. Para el 26% de los padres el período menstrual y el ciclo fértil es lo mismo y más de la mitad de los encuestados piensa que el periodo fértil de la mujer ocurre solo durante la ovulación.
En la comunicación tampoco andaban mejor. El 45% de los encuestados declaró no hablar regularmente de sexualidad y reproducción con sus hijos. Un 39% dijo que los niños no tenían la confianza para hablar con ellos del tema.
En conocimiento sobre la Píldora del Día Después, los padres tampoco aprobaron. El 72% se plegó a los argumentos de la derecha y afirmó que era abortiva, obviando los estudios que dicen que no lo es. El 61% cree que mientras más cerca de la relación sexual se tome, más efectiva es.
Más de la mitad de los padres encuestados cree que la píldora se puede tomar las veces que uno quiera, sin que esto traiga complicaciones. Esto es falso, ya que el desorden hormonal que provoca la píldora -una bomba de hormonas- es tremendo; más del 60% de los padres consideran a la píldora como un método anticonceptivo que se puede utilizar periódicamente, algo que es totalmente erróneo.
Con esos conocimientos, es claro que exigir que los padres sean informados, no aporta nada a la educación sexual de sus hijos. Sí acaso puede obligar a la familia a hablar del tema. Pero ¿es esa tarea de los parlamentarios? ¿No se estarán metiendo mucho en nuestra vida privada?
Se lo preguntamos a Karla Rubilar, diputada RN, que quiere que se le informe al papá:
“Lo que planteamos es que a los menores de 16 se les entregue la píldora sin inconveniente, pero con información posterior a los padres, porque nos interesa que los padres sepan que su hija tiene la necesidad de una píldora de emergencia. Es decir, hay algo que pasa en esa chiquilla que va a tener la necesidad de una píldora de emergencia, no de un anticonceptivo permanente. Nosotros no le vamos a pedir que vaya con el consentimiento ni con el padre presente, sino informarle después. Creemos que la solución no es alejar a los padres y entregar toda la responsabilidad al Estado. Creemos que uno de los males de que hoy tengamos el nivel de embarazo adolescente que tenemos es el poco involucramiento familiar en estos temas”.
Los padres son, en materia sexual, el caballito de batalla de la Iglesia y la derecha para oponerse a una educación sexual pública y clara. Piensan que es en el seno familiar donde se deben trasmitir los secretos del sexo. Por eso se opusieron a las JOCAS y por eso ahora los que no se oponen a rajatabla a la píldora, van a pedir que si se la entrega a menores, los papás de ellos sepan. La propuesta parece racional, exepto por una cosa: la mayoría de los padres no sabe nada de estos temas, salvo como hacer hijos. The Clinic accedió a uno de los pocos estudios que se ha hecho sobre el tema. Las respuestas son terribles.
Con la discusión parlamentaria sobre la Píldora del Día Después, el rol de los padres en la educación sexual de sus hijos volverá a manosearse. Uno de los reparos de la derecha al proyecto del gobierno es que la entrega de la píldora debiera hacerse con conocimiento y autorización de los padres porque, dicen, son ellos los llamados a dar la educación sexual a sus hijos. La familia, no el Estado.
Pero el conocimiento de los padres sobre sexualidad es de esos hoyos negros que no se han medido. De hecho, uno de los pocos estudios que mencionan los especialistas es la tesis que en el 2006 hizo la obstetra de la Universidad de Santiago Loreto Salamanca.
Salamanca hizo una encuesta a 78 padres de alumnos de 8º básico de un colegio técnico profesional de Maipú. Algunos de sus resultados son escalofriantes:
El 41% de los encuestados cree que la masturbación frecuente puede provocar ceguera y 15% piensa que el virus Hanta es una enfermedad de transmisión sexual. El 82% cree que los condones protegen de infecciones urinarias y el 25% está convencido de que con solo lavarse después de, queda protegido del SIDA.
Si la idea es que los padres eduquen a sus hijas para evitar embarazos, lo más probable es que no ayuden demasiado, ya que el 23% cree que una mujer que orina después de tener relaciones sexuales no quedará embarazada. Para el 26% de los padres el período menstrual y el ciclo fértil es lo mismo y más de la mitad de los encuestados piensa que el periodo fértil de la mujer ocurre solo durante la ovulación.
En la comunicación tampoco andaban mejor. El 45% de los encuestados declaró no hablar regularmente de sexualidad y reproducción con sus hijos. Un 39% dijo que los niños no tenían la confianza para hablar con ellos del tema.
En conocimiento sobre la Píldora del Día Después, los padres tampoco aprobaron. El 72% se plegó a los argumentos de la derecha y afirmó que era abortiva, obviando los estudios que dicen que no lo es. El 61% cree que mientras más cerca de la relación sexual se tome, más efectiva es.
Más de la mitad de los padres encuestados cree que la píldora se puede tomar las veces que uno quiera, sin que esto traiga complicaciones. Esto es falso, ya que el desorden hormonal que provoca la píldora -una bomba de hormonas- es tremendo; más del 60% de los padres consideran a la píldora como un método anticonceptivo que se puede utilizar periódicamente, algo que es totalmente erróneo.
Con esos conocimientos, es claro que exigir que los padres sean informados, no aporta nada a la educación sexual de sus hijos. Sí acaso puede obligar a la familia a hablar del tema. Pero ¿es esa tarea de los parlamentarios? ¿No se estarán metiendo mucho en nuestra vida privada?
Se lo preguntamos a Karla Rubilar, diputada RN, que quiere que se le informe al papá:
“Lo que planteamos es que a los menores de 16 se les entregue la píldora sin inconveniente, pero con información posterior a los padres, porque nos interesa que los padres sepan que su hija tiene la necesidad de una píldora de emergencia. Es decir, hay algo que pasa en esa chiquilla que va a tener la necesidad de una píldora de emergencia, no de un anticonceptivo permanente. Nosotros no le vamos a pedir que vaya con el consentimiento ni con el padre presente, sino informarle después. Creemos que la solución no es alejar a los padres y entregar toda la responsabilidad al Estado. Creemos que uno de los males de que hoy tengamos el nivel de embarazo adolescente que tenemos es el poco involucramiento familiar en estos temas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario